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lunes, 17 de noviembre de 2014

Historia de terror en El Aro

En Octubre de 1997, los habitantes de el corregimiento de El Aro, en Ituango (departamento de Antioquia), Fueron los protagonistas de una historia de terror durante 7 DÍAS.


Bajo las ordenes de Carlos Castaño y Salvatore Mancuso, los paramilitares (AUC); llegaron al corregimiento de El Aro con el fin de eliminar a los "colaboradores" de la guerrilla (FARC). Fueron 7 días de octubre donde las pocas familias de este lugar lloraban uno tras otro la muerte de los suyos tras la "limpieza" que estaba realizando este grupo armado. Todo esto mientras el país votaba por sus próximos representantes municipales y departamentales. Y por otra parte los medios presentaban las medidas de la próxima reina de Colombia. Les prohibieron enterrar a sus victimas, en Ituango se respiraba un aire de terror las calles del Aro con un silencio tenebroso presenciaban el sin numero de abusos y en los suelos se encontraban quienes eran acusados de ser colaboradores de las FARC. Poco a poco El Aro se convertía en un pueblo fantasma donde cada vez eran mas las viudas, huérfanos y desplazados.


Sin embargo, el desconocimiento no era total ya varios habitantes preveían la toma de los paramilitares y habrían alertado a investigadores de la fiscalia las posibles intenciones del grupo armado. La mayoria de victimas de esta masacre fueron tenderos y campesinos como lo eran conocidos en el pueblo. Sin embargo mientras ellos trabajaban ignoraban que estaban siendo fichados como blanco militar. Y donde antes de morir lo ultimo que sus odios escucharon fue "Vos te vas a morir por guerrillero". Los habitantes tan solo buscaban refugio lejos del Aro mientras su ganado era robado y sus tierras militarizadas. Nadie acudió, nadie se entero o nadie quiso enterarse.




¿Quiénes fueron? ¿Por qué lo hicieron?

Que mas podría decir Carlos Castaño mas que "eran guerrilleros" y que ni el ni sus hombres hubieran ordenado crímenes tan atroces, este fue siempre su único argumento  el que justificaba su guerra y las tragedia de que conllevaba, todos los muertos que dejo su organización fueron guerrilleros y en eso al menos para el no tendría discusión.  
  
Jesús Maria Valle, abogado y concejal de ituango, fue el único en ese entonces que denuncio la masacre públicamente salpicando a la fuerza publica y a las autoridades. Ninguna otra acusación habría podido crear mas furor entre los acusados. El comandante de la cuarta brigada Carlos Alberto Ospino, quien en las investigaciones resulto implicado en los asesinatos denuncio a Valle por injuria y calumnia; seguro de no estar mintiendo Jesus Maria continuo con sus acusaciones, auto sentenciándose. Solo cuatro meses quien no quería que nadie muriera por su culpa, no contaba con guardaespaldas así que fue asesinado en su oficina en Medellin.


Francisco Enrique Villalba se entrego al CTI, Bajo el nombre de Cristian Bareto fue quien ingreso al Aro con un grupo bajo su mando a realizar este magnicidio. Sus declaraciones fueron el detonante que permitieron deslumbrar lo que había sido el Aro. No un enfrentamiento irregular entre guerrilleros y paramilitares, sino en realidad una matanza fría y despiadada que ademas dio los primeros indicios de la estrecha relación entre estado y paramilitarismo. 

Según las declaraciones de Villalba la orden de la masacre del aro fue impartida por Alvaro Uribe Velez, en ese entonces Gobernador de Antioquia ahora ex presidente de Colombia. Segun Villalba en una declaración dijo que el ex presidente dio estas ordenes en retaliacion por ocho secuestrados que tenian las FARC . 


 Cuatro dias antes de la masacre Alvaro Uribe junto con sus hermanos señalados de colaboradores de las AUC, se reunieron con altos mandos de la cuarta brigada y cabecillas de las AUC. Alli se planio asesinar a todos los colaboradores de las FARC y presionar para la liberacion de los ocho secuestrados. Villalba asegura que días después de la masacre fue condecorado por el ex presidente por el éxito de la operación.






CONDENAS DE CUYA MASACRE


En julio de 2006, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado colombiano por la masacre de El Aro. Lo consideró responsable por acción de la masacre de los campesinos, pues fue demostrado que en ella participaron miembros del Ejército.

El Estado debe pagar 30.000 dólares a cada familia: el 50% de debe ser repartido en partes iguales a los padres, hermanos y los hijos de cada uno de los muertos y el otro 50% al cónyuge o compañero cuando ocurrió el crimen. En el caso de Wílmar Restrepo que era menor de edad, su familia deberá recibir 5.000 dólares adicionales. También deben ser indemnizados los que perdieron sus casas y ganado, los desplazados y los que sufrieron daños físicos y psicológicos. "La sentencia de la Corte le impone unos pagos del Estado pero aún no ha pagado", dice la abogada Victoria Fallón, del grupo que representa a las víctimas.


Sólo hay un condenado por la masacre de El Aro: FRANCISCO VILLALBA, conocido como Cristian Barreto, quien reconoció que él y cerca de 200 paramilitares violaron mujeres, degollaron, torturaron y mataron 15 personas, saquearon tiendas y casas, y robaron 800 reses que fueron a parar a una finca de Mancuso, en el Bajo Cauca antioqueño. Villalba también reconoció que días antes de la masacre, varios militares de alto rango se reunieron con Mancuso y Carlos Castaño. Dijo que estaba arrepentido y que desde el día de la masacre la culpa no lo dejaba dormir.

La sentencia contra Villalba fue proferida por el Juzgado Segundo Penal Especializado de Antioquia en abril de 2003. También condenó a Carlos Castaño y a Salvatore Mancuso a 40 años de prisión como autores intelectuales de la masacre. Villalba está en La Picota desde 1998, donde debe pagar 33 años de prisión. Mancuso, en cambio, gracias a que se acogió a la Ley de Justicia y Paz podría ser condenado a pagar como máximo ocho años por ese y muchos otros crímenes.


El Aro hoy en dia

El Aro es un pueblo de Ituango con casas de colores y calles polvorientas. Una iglesia y dos estatuas, una de la Virgen y otra de Simón Bolívar, sobresalen en la pequeña plaza. Allí solo viven 40 familias y puede llegarse a ese sitio en mula o a pie debido a la falta de carreteras. 


A las 4:00 p.m., la única cantina se llena con los raspachines que regresan de los cultivos de coca. "Antes de la masacre El Aro era un paraíso, hoy es coca -dice un campesino-. Casi dos años después de la matanza, la gente comenzó a regresar pero no había de qué vivir y cuando empezamos a medio tener vida, los 'paras' volvieron a amenazar. Luego llegó la guerrilla... Esto ha sido un infierno".


En el pueblo, donde no hay puesto de Policía y el Ejército sólo aparece de vez en cuando, el kilo de base de coca se vende a dos millones de pesos. De esa cifra, el frente 18 de las Farc se queda con 400.000 por concepto de impuestos.

Hace dos años, las Auc intentaron hacerse a ese negocio. "Nos engañaron, pues a cambio de pagarnos con dinero en efectivo nos dieron unos vales para cobrar en Valdivia y cuando fuimos a hacerlos efectivos no hubo quién respondiera -relata un raspachín-. Dejaron deudas en cantinas y tiendas y desaparecieron".


Haciendo memoria "Masacre del aro"

Antes del mes de octubre de 1997 el corregimiento de El Aro era un pueblo en el cual vivían más o menos setecientas u ochocientas personas. La presencia paramilitar en dicho corregimiento comenzó a partir del año 1996. El 25 de octubre de 1997 llegaron a El Aro unas "tropas de paramilitares" y formaron una balacera a la entrada del caserío. Entre éstos se encontraba un miembro del Ejército conocido como "Rambo". El grupo armado estaba vestido con uniformes de soldados, con ropa verde oscura. Algunos de ellos tenían una prenda militar en la camisa que decía "Ejército Nacional, Batallón Girardot".

El testigo fue obligado a traer equipo de una finca cercana denominada "el Paraíso" y a descargar unas mulas que llevaban otros equipajes y personas que el grupo había matado en su camino. Esa noche el referido grupo armado violó a tres o cuatros mujeres. Al día siguiente se les permitió enterrar los cadáveres de los pobladores que habían sido ejecutados hasta ese momento. El Aro quedó todo destruido. En el pueblo existían entre "noventa o cien casas".

El grupo armado robó las pertenencias de las casas de los pobladores de El Aro y una gran cantidad de ganado. La gente fue obligada a arrear su propio ganado. Solicitaron ayuda de una tropa del Ejército que se encontraba en "El Socorro" para que decomisara el ganado robado. Los oficiales del Ejército les contestaron que ese ganado "ya estaba decomisado" y que se fueran tranquilos para Puerto Valdivia, donde había como "ochocientos" desplazados. Una noche el Ejército hizo un tiroteo, por lo cual todo la gente se encerró en sus casas. En ese momento pasaron el ganado rumbo a otra población. El testigo perdió el ganado, la casa, su trabajo y todas sus pertenencias. Así lo relató un medio de comunicación.




"En esta imagen podemos observar las familias de las víctimas conmemorando la muerte de
sus familiares"